Airvant Mediciones Ambientales, NORUCO, CZ Veterinaria y Palo Biofarma; son 4 empresas españolas de las muchas que en estos momentos afrontan proyectos de I+D con el objetivo de hacer frente a la epidemia de COVID19. Las menciono porque la semana pasada se reunieron telemáticamente – vamos, como son ahora las reuniones-, con el Ministro de Ciencia e Innovación para darle más detalles de sus objetivos y avances en sus respectivas investigaciones. El propio CDTI les ha otorgado subvenciones, ya que este organismo está centralizando buena parte de las acciones de apoyo a la innovación empresarial en la búsqueda de soluciones a la pandemia; parece, y digo sólo parece, que hay un clima de apoyo a la investigación y la innovación ahora que sólo la ciencia puede mostrarnos el camino para recobrar algo de la normalidad perdida y que nuestras vidas empiecen a parecerse un poco a lo que eran antes del mes de marzo de 2020. Sin embargo, en paralelo, ves noticias que te recuerdan el camino del olvido que antes recorrieron iniciativas pioneras de índole científica en nuestro país, y que hubieran supuesto un cambio de paradigma en la consideración que la ciencia tiene en España, y por supuesto, una enorme mejora en las condiciones de vida de las personas. En el diario El Mundo, recogían por ejemplo, la noticia del homenaje a Santiago Ramón y Cajal que el Ministerio de Ciencia, el CSIC y el Instituto Cervantes han realizado depositando en la cámara acorazada de la organización cultural en Madrid la medalla de oro del Nobel de Medicina que el científico ganó en 1906 tras descubrir “los hilos telegráficos del pensamiento”, es decir, la estructura de las neuronas del cerebro humano. Como él decía, y así consta en el vestíbulo del hospital madrileño que lleva su nombre ” Cada hombre es arquitecto de su propio cerebro”.
Pese a haber contado con la ventaja de contar con investigadores como Ramón y Cajal, a día de hoy, España no se distingue a nivel internacional por sus investigaciones punteras en temas neuronales; de hecho, en el homenaje también se puso de manifiesto que el científico fue pionero en 1885 en inventar una vacuna contra el cólera y no se enteró nadie en el mundo investigador; al parecer, que la publicación de su hallazgo se realizase en castellano, penalizó su difusión a nivel internacional y en 1886 dos estadounidenses se llevaron el reconocimiento de haber descubierto las llamadas “vacunas químicas”. El propio Cajal lamentó en sus memorias la invisibilidad de sus descubrimientos….
Lamento, porque la historia parece demostrarlo, que pese al aparente apoyo a los proyectos de I+D+i que se está haciendo desde la administración, una vez que alguien de fuera ( es que alguien piensa que España será la que descubra una vacuna para el COVID 19?) descubra la vacuna, todas estas investigaciones emprenderán el mismo camino del olvido que siguieron otras previas. Resulta llamativo que, ahora que sólo el conocimiento y la ciencia puede “salvarnos” del mundo caótico y amenazador en que nos ha sumido la COVID, nuestro país y nuestras autoridades estén sobre todo preocupados en salvar la temporada turística y en saber si los alemanes podrán venir a sus segundas residencias en Mallorca. Lo digo sin desmerecer, pero como decía Azaña de la II República, desesperado: ” No es esto, no es esto”; una vez más, estamos errando el tiro, nos estamos desviando porque estamos perdiendo el foco del problema y nosotros mismos vamos perdiendo nuestro protagonismo en el panorama internacional a todos los niveles. Echo de menos que alguien recuerde que si fuésemos más competitivos en I+D y en temas científicos a lo mejor, sólo a lo mejor, habríamos tenido una mejor situación de partida frente a esta crisis sanitaria; los que ya no están, personas como Pedro Riera Grau, que también fue un pionero en su ámbito y que toda su vida estuvo convencido de la importancia de la innovación para tener un mundo mejor, se merecerían que honrásemos su memoria haciendo un esfuerzo por ser un país mejor. En temas de I+D y en otros muchos ámbitos.